viernes, 24 de diciembre de 2010

El Almendro (Volviendo a casa por Navidad)

Hoy ya estoy en casa, por fin, después de un azaroso viaje. Ahora toca descansar y si es posible salir.
Empece el viaje supertemprano, me levanté a la hora de acostarse un sábado. En el primer avión todo fue rodado, es la primera vez que un vuelo llega puntual yendo yo en él..
En Toronto, la cosa no fue mal, aunque ya empezamos con cierto retraso. Tras mas de dos películas y mucho tiempo sin dormir, llegamos con tiempo suficiente para coger el siguiente avión, que nos dejaría ya en Madrid, y podríamos considerar que empiezan las vacaciones de Navidad.
La ilusión va mas deprisa que nuestras piernas buscando el panel informativo, cuando de repente encontramos cancelada nuestra esperanza de disfrutar el domingo con nuestras familias. Mas de 30 vuelos cancelados, entre ellos el nuestro.
Tras preguntar a mas de mil personas, no saben muy bien que decir. Los alemanes son muy organizados. Si. Han organizado una fila para solucionar el problema. Una fila para reubicarte y otra para todo lo demás.
Sin saber nada, 5 horas de cola, sin información ninguna. Por suerte, entramos en la lista de espera del próximo avión destino Madrid.
No ha sido tan malo. Ahora solo queda cruzar la puerta de embarque y esperar que alguien pierda el vuelo, lo siento, pero hoy hay que ser un poco egoísta si quiero ver a mi familia.
Justo accediendo a la puerta de embarque, nos topamos con la mala suerte. Hay dos tipos cerrando el acceso. Intentamos pasar, puesto que nosotros ya hemos facturado, lo único que tenemos que hacer es ir a embarcar, pero no nos dejan. Nos encomiendan ir al final de la cola.
Allí un tipo en la misma situación que nosotros es enviado a la puerta, pues la cola es solo para facturar.
Volvemos a la carga. Tras llegar al primer control. Nos vuelven a decir que no. Le explicamos que un compañero suyo nos envía hacia la puerta y nos pregunta quien. Tras mucho insistir y hacer aspavientos, y gritar lo mal organizado que esta todo nos dejan pasar. Ahora otro control.
En este son mas amables, nos piden el billete de bussines, con el pasamos sin colas. Pero no lo tenemos, ya quisiéramos, y nos vuelven a mandar a la cola. Empezamos a quejarnos de que hemos perdido el sitio en la cola porque dos compañeros suyos no han dicho que podíamos pasar. Y entonces nos piden que les contemos la situación. Tras oírnos, aunque no a la primera, nos dejan pasar.
Somos libres de ir a embarcar, aunque solo nos quedan 5 minutos para llegar a puerta de embarque y rezar para que alguien se haya quedado en el camino, con tanto impedimento.
Vuelve a quitarte todo lo metálico, saca la PS3, y corre como un loco hacia la A40, que por suerte no es la última, es la penúltima.
Tras mucho correr, llegamos y aun no han embarcado, bendito retraso. Nos acercamos para preguntar nuestra situación. Lo único que podemos hacer es esperar.
Empiezan a embarcar, una hora después de nuestra llegada. Nuestros nombres suenan en megafonía, una cola desorganizada, típico español, nos impide averiguar si estamos dentro del vuelo. Pregunto, pero no hay respuesta. 5 minutos después vuelven a llamarnos y, genial, estamos en la lista. Ya estamos dentro del avión...

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