sábado, 26 de junio de 2010

One way ticket to your heart and All I want is you

One way ticket to your heart por Luis Marin
I wrote a letter
I wrote a song for you
I forgot in a drawn my soul
I wait the summer
I expect the sun
because you're freezing my heart
I steal the time to the clock
I will live alone
until you take my love
gimme some reasons
gimme some words
I bought a one way ticket to your heart
so this is the point of no return
I'll spend my time
I waste my life
waiting your kisses
I lost my eyes
looking for you
so I bought a one way ticket to your heart




All I want is you por Luis Marin

I didn't call your name
You didn't know my fate
I haven't seen your face
I haven't touched your soul
I've never kissed your lips
I've never read your thought
but I know all what I want
All I want is you.

martes, 22 de junio de 2010

Edmonton

¿Edmonqué? Es la primera reacción de todo el mundo.
¿Dónde está eso? La siguiente pregunta.
- En Canadá.- Es la respuesta.
La expresión de sus caras me dice lo que se callan.
- Este tío está loco. - Y puede ser, no digo que no.
Dentro del cerebro de muchos de ellos hay varios argumentos que apoyan su diagnóstico: Tengo trabajo aquí, cerca de casa, relativamente bien pagado (un 9% menos a partir de junio), un buen coche, una casa y sobre todo a mi familia y amigos. Visto así, cualquiera que tenga la intención de hacer lo que yo quiero hacer es un loco. Pero no queda ahí la cosa, todavía hay mas argumentos en contra cuando se enteran del clima. Nada que ver con la cálida Andalucía. Parece que los que vivimos en este país no traemos el gen que nos permite pasar frío. ¿Puede un andaluz vivir a temperaturas bajo cero? Y si a eso le añadimos que la playa mas cercana se encuentra a la nada desdeñable distancia de 2000km, y que por su latitud, hasta las ballenas usan neopreno para soportar el frío, entonces tenemos todo un arsenal de razones para no movernos de mi soleada Andalucía.
Y hete aqui, que no vienen a mi cabeza muchos argumentos para combatirlos. Todos son tan nimios que supongo que tienen razón al adjudicarme ese punto de locura. Porque, ni aprender inglés, ni crecer como profesor, impartiendo otras asignaturas, enseñando en otra lengua y a otra etapa educativa diferente a la que estaba acostumbrado aquí, parecen ser razones de peso. Ni la aventura de abrirme paso en una sociedad diferente , con una perspectiva distinta del mundo. En la que por primera vez, o casi, yo seré el elemento extraño, el inmigrante. Conocer gente, ver nuevos sitios, sentir que el mundo es tan pequeño como nosotros lo queramos hacer. Porque a veces los viajes mas largos no son los que te llevan a lugares lejanos, si no los que nos llevan desde un punto de vista a otro. Pues estos, no son ni de lejos, suficientes razonamientos para justificar mi marcha a un país tan remoto.
Podría incluir algunas razones, de dudoso gusto y de mucho mas peso, que algunos amigos si entenderían, ganar mas pasta, y la posibilidad de ligar (que cada uno escoja aquí el verbo que mas le apetezca) con chicas canadienses. Aunque estas no sean mis prioridades. Estas pueden ser mucho mas estimulantes para algunas personas.
Pero, ¿Cuales son las razones que me llevan realmente a Canadá? La primera sin lugar a dudas, mi curiosidad. Soy un curioso empedernido, que cansado de leer, ver la tele y averiguar en Internet, ha encontrado la manera, pagada, de descubrir un mundo totalmente opuesto a Andalucía. Grandes bosques, osos, lobos y alces, ríos y lagos, por supuesto la hoja de arce. La herencia del Wild West, (salvaje Oeste), los cowboys y la Policía Montada del Canadá.
La otra gran razón, la aventura. ¿Qué puede depararme la vida? Bueno y malo. Voy a generar experiencias que de otro modo no vendrían, ni mejores ni peores que las de aquí, diferentes.
Voy a viajar a un país desconocido. Tendré que hacer un vuelo transoceánico. Voy a hacer senderismo, voy a hacer turismo. Voy a vivir a 20 grados menos que en Sevilla, con la ventaja de poder esquiar al lado de casa, excursiones con raquetas de nieve. Veranos frescos y bici en la montaña, canoas en los ríos, rafting...
Por supuesto, engordar mi currículo vital y el profesional. Profe en Canadá en inglés. Pero es curioso, en Andalucía no tengo nivel para ello, ya que las plazas que hay en los coles "bilingües" de aquí las tienen gente con un nivelazo (nótese la ironía) ¿Quién sabe? Como en España se valora tanto la valía y la experiencia, alomejor cuando vuelva me ofrecen ser director en una "escuela bilingüe" en lugar de al amigo de alguien de Consejería o Delegación (nótese de nuevo la ironía)
El hecho de trabajar en un instituto alomejor me anima a presentarme a Secundaria dentro de dos años.
Pues todo eso es Edmonton, ¡ah! Se me olvidaba y ver algún partido de los Edmonton Oilers, el equipo local de la NHL y por supuesto convertir a los canadienses en seguidores sevillistas. Faltaría mas.

domingo, 20 de junio de 2010

No puedo dejar de pensar en ti

No puedo dejar de pensar en ti por Luis Marin
Por la noche
espero el sueño
que no quiere venir
y en su lugar
me acuerdo de ti.
Suelen tus recuerdos
pelear por aparecer
y aunque encerrados
en la habitacion oscura
de mis silencios
emergen con las lágrimas
que no lloré
Y vuelvo a perder
el combate
que extingue tu amor
de mi memoria.
Sin saber
que en mis palabras
se esconden los besos
que robe de tu alma
Y así llega la mañana,
sin volver a pensar en ti.

sábado, 19 de junio de 2010

Mi mejor error, sin lugar a dudas

Mi mejor error por Luis Marin
Me equivoqué en tus ojos
y aun sabiendolo te di mis besos
Me confundi en tu alma
y queriendote te di mis manos
Me turbé en tus labios
y sintiendote te di deseos
Me enredé con tu vida
y sonriendo te di la mia
Me atrapé en tu pelo
y lloré en silencio
Me dolió tu duelo
y quise curarlo
y aun soñando contigo
continúo errando
A cada paso que doy
un nuevo yerro
Quise ser tu ilusión
y solo fui un cuento
con final inconcluso,
incoloro y abyecto.

miércoles, 16 de junio de 2010

Decepción

Se levantó con parsimonia. Acababa de despertar y aún no distinguía entre la realidad y el sueño. Cuando abrió los ojos por completo, se dio cuenta de que no había sido una pesadilla.
Se fue hacia el cuarto de baño y tomó una ducha fría, el sol entraba en la habitación desde hacía tres horas, y eran solo las 10. Demasiado pronto para levantarse un domingo. Salió de la ducha y sin usar la toalla, casi estaba seco, se sentó en la cama frente a la ventana, y absorto, se echó hacia atrás. Durante un periodo de más de 20 minutos, se batió con la tristeza y con el recuerdo de esa llamada telefónica. - Ella entrará en la Iglesia en menos de dos horas - pensó.
Menos de lo que duró su conversación con ella. Su última conversación.
Había ido a una fiesta que organizaban unos amigos, tratando de olvidar el evento que iba a suceder.
Dejó el teléfono en el coche, porque sabía que ella llamaría. A ratos, sentía la tentación de ir a mirarlo. Pero durante todo el día consiguió vencerla.
La fiesta no estuvo mal, todo el día comiendo y bebiendo y bromeando con los amigos de la adolescencia, aquella época en que nada era tan grave como para preocuparse.
Al final de la fiesta solo quedaban los dueños de la casa y los tres solteros que habían ido. Una chica, otro chico y él. Si jugaba bien sus cartas podía no pasar la noche solo, y así pensar menos en el fatídico acontecimiento. Pero por las incongruencias de nuestras vidas, prefería pasar la noche solo. Lo que en otro día habría sido todo un ritual de cortejo entre dos machos y una hembra, esta vez se diluyó para convertirse en el acoso y derribo de la presa por solo uno de los contendientes. Eduardo decidió dar por perdida la contienda, antes siquiera de empezarla.
- ¡No te vayas!- dijo la chica, y su amigo lo miró asintiendo.
- Estoy cansado - replicó él.
Se fue hacia el coche y cabizbajo no sabía donde perderse. Era cerca de la una de la madrugada. Se sentó en el coche y arrancó. Puso la música a gran volumen, no quería darse la oportunidad de pensar. Y sin pensar, su coche tomó la dirección de la playa. En menos de una hora llegó a la playa. Salió del coche y caminó hasta la arena. Se sentó y miles de recuerdos, de palabras y de imágenes recorrían su cerebro a toda velocidad, todas con un único nexo: Ella.
¿Cómo alguien se había podido meter tan adentro? ¿Cómo alguien que no le había tratado bien pudo enredarse en su alma? ¿Qué iba a hacer ahora para olvidarla? Ojalá fuera tan fácil borrar la memoria propia como la de un ordenador.
Se puso en pie, y mirando al mar, procuró vaciar su alma llorando. Pero las lágrimas no le salían. Quizás no merecía la pena. Quizás se habían agotado.
De repente, sintió la necesidad de correr hacia el agua, se quitó la camiseta y la tiró a la arena, los zapatos y el pantalón, y justo antes de entrar al agua arrojó los calzoncillos al suelo. Se lanzó de cabeza contra las olas, y el color plateado del mar transformó el desconsuelo en esperanza, la rabia en pasión y la tristeza en entusiasmo. Empezó a nadar en la oscuridad, mas y mas adentro. Durante un buen rato, sus brazadas y patadas sonaban, rítmicas y poderosas, fuera del agua. A pesar de ser sábado, y estar en el comienzo del verano no había mucha gente en la playa, solo alguna pareja concentrada en otros quehaceres. Salió del agua corriendo y gritando, liberando mucha de la tensión acumulada. Y cuando sus jadeos fueron mas fuertes que el de las parejas a su alrededor, se tiró en la arena y trató de recuperar la respiración. Mientras, comenzó el llanto traicionero que había arrinconado en el fondo del corazón hasta ese instante. Rebozado en arena, fue recogiendo la ropa, mientras lloraba como un niño pequeño que quiere ocultar su llanto pero no lo consigue. Se sacudió la arena y al mismo tiempo el llanto y se vistió. Se dirigió hacia el coche y de pronto se acordó del teléfono. Con paso ligero, quería llegar al coche rápido, pero al mismo tiempo marcando el tempo, se fue acercando al coche porque no quería ver el teléfono. Se sentó, respiró hondo y sacó el teléfono de la guantera. No había ninguna llamada. Entre aliviado y decepcionado, arrancó el coche y volvió a su casa. Como a la ida, la música a todo volumen ayudaba a evitar malos pensamientos.
Entró en casa y se fue directamente a la ducha. Cuando terminó se echó desnudo en la cama, cansado, eran las 3 de la madrugada.
Unos segundos después sonó el teléfono. Ring ring.
- ¡Hola!- dijo una apagada voz femenina.
- ¡Voy a quererte siempre! - concluyó tres horas después la misma voz.

Por Luis Marin

domingo, 6 de junio de 2010

Algunos poemas

AMARTE
Quise quererte sin quererte
pero no quisiste quererme.
Quise amarte sin amarte,
pero no pudiste amarme.
Quise sentirte sin sentirte,
pero no supiste sentirme.
Quise verte sin verte,
pero no conseguiste verme.
Quise dejarte sin dejarte,
pero no deje de anhelarte.

SUEÑOS
No quiero ser Morfeo,
penando por tus sueños.
No quiero pesadillas,
en mis noches de invierno.
No muero sin tu amor,
ni vivo por tus besos.
Quiero ver brillar,
el fuego en tus ojos.
que me ha de quemar
el alma si la tengo,
que me haga sentir,
frío en el averno.
Si no fuera así,
que me lleve el viento.
Tan cerca de ti,
que te tenga dentro.

JUGAR AL AMOR
Las puertas de nuevo abiertas,
para recibirte tengo.
Quiero contarte primero,
que mis labios están sedientos,
de caricias y deseos,
de miradas y tus besos.
Tengo la vida partida,
Por jugar siempre a ganarla.
Apuesto todo a una carta,
Sin faroles ni dobleces,
y aunque la timba fue bien,
al final gana la banca.
Y con la ropa mojada,
a veces alcanzo la orilla
otras, me traga el agua.
Buscando la sinrazón
en tu cabeza cerrada.
Traicionando al corazón
por una historia acabada.

RABIA
Morder el tiempo,
romper el cielo,
matar la luna.
Correr descalzo
sobre la espuma.
Gritar muy alto
bajo la duna,
en el desierto
de tu cintura.
Sentir despacio
mi desconsuelo.
Cantar mis penas
sin olvidar ninguna.
Mirar tus ojos
de mi tortura.
Llorar de rabia
pues mi fortuna,
siempre es esquiva
como la luna.

AFFAIR
Besos de aire
Sin dueño eterno
Musa del cielo
Gris ceniciento
Prolífica mano
Fatídica boca
Danza del vientre
De mil tormentos
Lluvia de miel
Ceres y Gea
Sol de septiembre
Voz del silencio.

DERROTA
En el abismo de tu ausencia
arrojé mis esperanzas.
Cuando las campanas sonaron
el juez dictó sentencia.
Perdido en el desierto
de las dunas de tu olvido.
Comencé a caminar
arrastrando tus recuerdos,
soñando con no perderlos
se burlaron de mi alma.
Los grilletes de tus besos
frenan mis pasos lentos
y torpes, buscan una salida
que no esté escondida
en tus labios o en tu risa.
Después de mucho correr,
me encontré con mis deseos
por tus miradas llorando
tan ciegos por el dolor,
cual ojo de molino dejado.
Allí los abandoné,
andando el camino ajado.
Tras mis pasos me volví
para robar tus abrazos
sin la senda recorrer,
al encontrarme cerrado
el pórtico de tu corazón
con un enorme candado.
En el suelo me senté,
a esperar la señora negra.
Que por mi lado pasó
riéndose a carcajadas,
gritándome a viva voz,
“olvidala de una vez,
si en la partida jugada
la deuda causada
ya me la tengo cobrada”