miércoles, 29 de diciembre de 2010

El Almendro (Volviendo a casa por Navidad) II

Una vez dentro del avión te sientes mas tranquilo, aunque el sentir general era que el avión no despegaría pues estaba empezando a nevar mucho mas fuerte.
Siempre hay alguien que habla en voz alta y cuenta sus experiencias vividas o inventadas. En este vuelo había un tipo que no paró de hablar en todo el viaje. Pero antes de que despegara el avión todo eran malos augurios. Que si habia gente a la que habían bajado del avión después de estar montados, que si cada vez nevaba mas, que si porque no despegabamos, si el avion llevaba lleno una hora y ya habian terminado los protocolos de seguridad. El caso es que cada detallito hacía que la sensación de desanimo se apoderara de todos.
El capitán se comunicó varias veces con nosotros y siempre aplazaba un poco mas el despegue. Gracias a dios, la última vez dijo que ya nos poníamos en cola para despegar y que eramos el último vuelo autorizado por el momento.
El vuelo se hizo eterno, por las horas que habíamos estado volando anteriormente y por la odisea de Frankfurt, (espero que a la vuelta no nos pase lo mismo) además, detrás de mi había una familia con tres niños. De estas en que los padres pasan completamente de los niños. Y en la que los padres son aún peor que los niños. El padre no paró de hablar durante todo el viaje, de lo divino y de lo humano, de todo sabía y lo mismo defendía un argumento que al instante defendía el contrario. Ella, la madre, cada vez que se levantaba hacía temblar mi asiento, se aferraba a mi asiento y lo soltaba con tanta fuerza, que no solo se ponía en pie, si no que yo comencé a pensar que su verdadero objetivo era lanzarme contra la zona “bussines” como si de una catapulta se tratara. Los niños, niños son y por eso no voy a decir nada, pero los padres, muy universitarios ellos, no tenían la mas mínima educación.
Una vez aterrizamos, contentos, corriendo a recoger las maletas, vueltas y mas vueltas, pasaron por delante de nosotros maletas de todos los colores y tamaños, pero no las nuestras. No íbamos a reclamar por si nuestras maletas decidían darnos una alegría de última hora. Al final, hubo que reclamar. Un peso menos que llevar al ave.
Por suerte, había comprado el billete del ave de las 21 horas, 10 horas después de la hora teórica de llegada a Madrid. Al llegar a Atocha, directo a intentar cambiar el billete. Un chico muy “simpático” me dijo que todos los aves anteriores al de las 22 horas estaban completos. Aunque para llegar a conocer esta información tuve que preguntar por los trenes uno a uno.
Una vez dentro de la sala de espera y con 30 y tantas horas de viaje sin dormir un ápice, empiezo a quedarme dormido, pero no me atrevo a permitírmelo por si pierdo el ave.
Al ver llegar tarde a 2 viajeros al ave de las 19 horas se me ocurre, que quizás, si cuando cierran el acceso alguien no ha llegado podrían dejarme ocupar su lugar. Hablo con el revisor, que ni siquiera me deja exponer el asunto. No sabe decir otra cosa que “Los trenes están completos”. Hay gente con una mente muy poco abierta. Mientras espero a mi tren, veo como en los sucesivos aves, siempre hay gente que llega tarde. Con un españolito mas abierto que estos revisores ya estaría en Sevilla.
Por fin, llega la hora, huelo fatal, después de 36 horas con la misma ropa es normal. Me encuentro a un compañero de Paramount y hablamos un rato, pero voy tan hambriento y cansado que lo que quiero es comerme un bocata y dormir. Una chica se sienta a mi lado, me da la impresión de que huelo fatal y quiero ocupar el menor espacio posible.
Dos horas y media mas tarde, llego a Sevilla y veo a mi familia, todos estamos muy contentos. Voy a disfrutar, sin duda, estos nueve días.

viernes, 24 de diciembre de 2010

El Almendro (Volviendo a casa por Navidad)

Hoy ya estoy en casa, por fin, después de un azaroso viaje. Ahora toca descansar y si es posible salir.
Empece el viaje supertemprano, me levanté a la hora de acostarse un sábado. En el primer avión todo fue rodado, es la primera vez que un vuelo llega puntual yendo yo en él..
En Toronto, la cosa no fue mal, aunque ya empezamos con cierto retraso. Tras mas de dos películas y mucho tiempo sin dormir, llegamos con tiempo suficiente para coger el siguiente avión, que nos dejaría ya en Madrid, y podríamos considerar que empiezan las vacaciones de Navidad.
La ilusión va mas deprisa que nuestras piernas buscando el panel informativo, cuando de repente encontramos cancelada nuestra esperanza de disfrutar el domingo con nuestras familias. Mas de 30 vuelos cancelados, entre ellos el nuestro.
Tras preguntar a mas de mil personas, no saben muy bien que decir. Los alemanes son muy organizados. Si. Han organizado una fila para solucionar el problema. Una fila para reubicarte y otra para todo lo demás.
Sin saber nada, 5 horas de cola, sin información ninguna. Por suerte, entramos en la lista de espera del próximo avión destino Madrid.
No ha sido tan malo. Ahora solo queda cruzar la puerta de embarque y esperar que alguien pierda el vuelo, lo siento, pero hoy hay que ser un poco egoísta si quiero ver a mi familia.
Justo accediendo a la puerta de embarque, nos topamos con la mala suerte. Hay dos tipos cerrando el acceso. Intentamos pasar, puesto que nosotros ya hemos facturado, lo único que tenemos que hacer es ir a embarcar, pero no nos dejan. Nos encomiendan ir al final de la cola.
Allí un tipo en la misma situación que nosotros es enviado a la puerta, pues la cola es solo para facturar.
Volvemos a la carga. Tras llegar al primer control. Nos vuelven a decir que no. Le explicamos que un compañero suyo nos envía hacia la puerta y nos pregunta quien. Tras mucho insistir y hacer aspavientos, y gritar lo mal organizado que esta todo nos dejan pasar. Ahora otro control.
En este son mas amables, nos piden el billete de bussines, con el pasamos sin colas. Pero no lo tenemos, ya quisiéramos, y nos vuelven a mandar a la cola. Empezamos a quejarnos de que hemos perdido el sitio en la cola porque dos compañeros suyos no han dicho que podíamos pasar. Y entonces nos piden que les contemos la situación. Tras oírnos, aunque no a la primera, nos dejan pasar.
Somos libres de ir a embarcar, aunque solo nos quedan 5 minutos para llegar a puerta de embarque y rezar para que alguien se haya quedado en el camino, con tanto impedimento.
Vuelve a quitarte todo lo metálico, saca la PS3, y corre como un loco hacia la A40, que por suerte no es la última, es la penúltima.
Tras mucho correr, llegamos y aun no han embarcado, bendito retraso. Nos acercamos para preguntar nuestra situación. Lo único que podemos hacer es esperar.
Empiezan a embarcar, una hora después de nuestra llegada. Nuestros nombres suenan en megafonía, una cola desorganizada, típico español, nos impide averiguar si estamos dentro del vuelo. Pregunto, pero no hay respuesta. 5 minutos después vuelven a llamarnos y, genial, estamos en la lista. Ya estamos dentro del avión...

jueves, 16 de diciembre de 2010

Christmas break

Y ahora que llega la Navidad y vuelvo a mi casa, en 4 días escasos estaré allí, ya echo de menos esto. Es curioso cómo puede atraparte una experiencia, como a pesar de los momentos bajos, de las horas de trabajo, del clima, esta experiencia me está encantando. Es mi primera navidad blanca, aunque vaya a pasar el Christmas day en España.
Ayer hubo una tremenda tormenta, en un día cayeron 30cm de nieve y tuve que conducir más de una hora para un recorrido de unos 10km. En España esta situación habría creado un caos que hubiera durado toda una semana, mínimo. Los paisajes son tan bucólicos, las casas con sus tejados blancos, las luces de navidad adornando las casas. Todo tiene su contrapartida, aquí cada uno es responsable de su trozo de acera y tienen que limpiarlos ellos mismos. Las compras de navidad empiezan en noviembre aquí, y lo bueno, es que las rebajas son cualquier día.
Como esa, todas las experiencias, buenas y no tan buenas, están marcándome. Conocer un sistema educativo, que goza de gran prestigio, del que estoy aprendiendo y con el que me sorprendo, casi a diario.
De lo cercano, culturalmente hablando, que esta nuestra sociedad andaluza a la canadiense de Edmonton. De cómo se parecen los niños, y sobre todo los adolescentes, de todos los lugares del mundo capitalista y me atrevería a decir de cualquier época posterior a los 70. Otras no he vivido.
De cómo conocer otro idioma te puede abrir la mente y muchas puertas, de lo difícil que puede ser una adaptación y de que las ideas tienen muchas aristas y que los puntos de vista son casi infinitos y las cosas no son como nos dicen que son.
Que tu hogar está bajo tus pies, y que si tienes un sueño solo hace falta perseguirlo.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Orgasmo visual



Aunque por ahora la experiencia en Canadá me lleva mas por el camino del trabajo que por el del ocio. Y los viajes han sido escasos, los contactos con la naturaleza han sido alucinantes. Jasper es un parque nacional, con una belleza alucinante. Lagos indescriptibles, montañas majestuosas y todos los tópicos que podamos utilizar. Pero por ahora lo que me ha hecho gozar más, ha sido contemplar a los animales salvajes campando a su antojo. Algo que en España no estaba acostumbrado a ver, solo en Doñana he podido contemplar fauna salvaje. Pero lo que aquí he encontrado es incomparable. Y aun así no ha saciado mis ansias de ver fauna. Como estudiante “aparcado” de ambientales, y amante de la fauna, sobre todo de los mamíferos, muy esquivos en España, es una sensación inenarrable cuando te topas con lo que los humanos aun no hemos sido capaces de joder. Quizás lo único equiparable, fue ver un lince ibérico en Sierra Nevada. Pero aquí, la cantidad es equiparable a la calidad. Si bien en Drumheller pude contemplar perrillos de las praderas, en Jasper pude ver alces, zorros, ardillas y un lobo solitario, que estaba al lado de la carretera. En Elk Island ha sido maravilloso, justo al entrar, un lobo cruzaba la carretera, pero cual no fue mi sorpresa, que no solo era un lobo, toda una manada, acababa de cruzar por ese punto, con la mala suerte, de que se encontraban todos, excepto el ultimo, tan lejos, que no se como habrán salido las fotos. Luego hemos continuado buscando Bisontes para ver, muy populares en el parque, hemos caminado varios senderos a través de la nieve por el parque, pero no hemos visto nada y tampoco llevábamos el material adecuado para ello.
Cuando decidíamos abandonar y volver a Edmonton, hemos cambiado de opinión para comprar las tarjetas que te dan acceso a los parques nacionales de Canadá y le hemos preguntado a la chica de la oficina cual seria el mejor sitio para ver bisontes, y nos ha dicho que mientras mas espacio recorramos, mas posibilidad tendríamos de verlo. Así que hemos proseguido y justo en el punto exacto por donde cruzaba la manada de lobos, un grupo de bisontes intentaban cruzar la carretera a no mas de 20 metros de nuestro coche. Estas fotos si han sido mejores, lastima no haber tenido una réflex con un buen tele.
Y aunque el animal es majestuoso, (y muchos dirán que solo es una vaca con mucho pelo) para mi, cruzarme con toda una manada del rey del paleártico (canis lupus) ha sido impresionante. Es una imagen que no se borrara de mi cabeza, como la del lince en sierra nevada, o el lobo solitario que vi de pasada en Jasper. Pero ver a toda una manada de lobos desplazándose en libertad, probablemente en busca de los mismos bisontes que nosotros buscábamos es algo que en si mismo, ya vale haber venido a trabajar a Canadá, y aunque me llaméis exagerado. Así lo siento. Casi un orgasmo visual. Lastima no haber llegado 30 segundos antes, habríamos conseguido unas fotos alucinantes que adornarían mi despacho en Mairena para siempre.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Sobreviviendo

Parece que si, por ahora voy sobreviviendo. Han pasado ya tres meses desde que llegué aquí y aún no me he asentado. Todavía queda mucho por hacer, mucho por conocer, mucho por aprender y mucho por disfrutar.
Hace unas semanas llegó el invierno, llegaron las nieves y llegaron los accidentes de coche. Hasta ahora el clima había sido “bueno”. Pasear a menos 5 o menos 10 grados no era precisamente agradable, pero ahora puedo decir, que no era nada. Desde hace unas semanas las temperaturas han estado por debajo de los 20 grados, aunque si tienes un coche ni te enteras. Sobre todo si como yo tienes un parking con calefacción. Si, con calefacción. Bajas el ascensor y te metes en el coche, aparcas cerca de donde sea y caminas unos metros hasta tu destino, donde te sobra toda la ropa. Todo tiene la calefacción alta, llegando al extremo de encontrarte sitios donde la calefacción esta tan alta que a su vez tienen que poner un ventilador o el aire acondicionado. Aquí se desperdicia mucha energía. Pero eso les sobra. Alberta es la provincia más rica de Canadá gracias a su petróleo.
También he sobrevivido a la sanidad canadiense, espero que esto no lo lea ningún político andaluz o del resto de la península. El día que caía la nevada más grande que he visto en mi vida, que tampoco es difícil, me sentía muy mal, con algo de fiebre y escalofríos, nauseas y vómitos. Envié un correo al cole y dije que no iba al día siguiente. Al día siguiente me encontraba mejor cuando me levante, supertarde, (Cuando te levantas todos los días a las 5 y pico, las 8 te parece tardísimo) Así que estuve leyendo un poco y tonteando en el ordenador, pero sobre las diez y pico me sentí peor, así que me fui al médico. Llame a un taxi, me llevo a una “walk in clinic” y espere una hora. Le explique al médico lo que me pasaba, (en inglés) después de esperar una hora, y este me mandó a un hospital de urgencias, porque piensa que es apendicitis. Tras 7 horas esperando, me dicen que no creen que sea apendicitis pero que vuelva mañana para hacerme una prueba definitiva. Al final no se que fue, pero no apendicitis. Dos días en el hospital, practicando vocabulario sanitario. Ya sé decir apendicitis, nauseas, dolor y por favor, alguien me atiende. Hay que hacer de todo para aprender inglés.
Y la semana siguiente lo mejor, la “Demo of learning”, ¿Vosotros sabéis que es eso? Porque a mi no me lo ha explicado nadie. Envío un correo y no me aclaran mucho. Después de haber hecho las notas, aquí se hacen en noviembre para que diciembre no sea un mes muy duro, y escribir comentarios personalizados de mis casi 200 alumnos. Ahora viene la parte jodida, entrevista con los padres en inglés. Todos los profes vamos al gym, y allí en la pared está escrito nuestro apellido, los padres van de una mesa a otra preguntando. El jueves tarde me enfrente a mas de 20 morlacos, perdón por la expresión, (espero que esto no lo lea ningún padre canadiense) pero eso es lo que me parecían a mi. Ningún padre intentó pegarme, ni me dijo que mi inglés fuera malo, al contrario, asi que todo salió bien. Algunos intentaron que les subiera la nota a sus hijos, pero después de explicarles como era la situación, todos parecían contentos, incluso hubo varios que me preguntaron si me quedaría el año próximo. Al día siguiente lo mismo pero por la mañana, aunque ya no vinieron tantos padres.
Voy sobreviviendo al clima, voy sobreviviendo al idioma, voy sobreviviendo a la morriña, que aún no me agarró fuerte, quizás porque en menos de 3 semanas pasaré unos días en Andalucía, y voy sobreviviendo a no tener aún mas amigos que los españoles del programa. En fin, que poco a poco, voy consumiendo la experiencia y aún estoy vivo y contento.