lunes, 10 de noviembre de 2014

Conseguido


En junio descubrí una carrera que me llamó la atención, la "Amanecer en Doñana", 62 kilómetros desde Huelva hasta la aldea del Rocío. No estaba en forma, de hecho, estaba aún con una lumbalgia producida, aparantemente, por una protusión en el último disco lumbar. Pero, me picó la curiosidad. E investigué y trasteé por internet hasta que encontré otra muy parecida que salía de Sevilla y también terminaba en El Rocío. Y como se celebraba en noviembre me daba tiempo para prepararla.

La idea era tentadora, siempre me ha gustado el deporte, y como ya no voy a ser campeón del mundo de nada, me conformo con ser campeón de mis retos. 73 kilómetros a pie. No está nada mal.

Pasó junio y julio y la espalda seguía dando la lata. Pero aún así decidí apuntarme, siempre podía no hacerla. Y empezó agosto y el dolor de espalda desapareció y yo empecé a correr.

El primer día 20 minutos a ritmo de abuelo, si llegué a 3 kilómetros fue un milagro, el segundo aumenté 5 minutos pero la mejora tarda en llegar. Tres días mas de entreno y, otra vez la espalda.
Se acababa agosto, y según las indicaciones de la web de la prueba ya iba dos meses retrasado, como mínimo. Se precisan de 4 meses de entrenamientos si partes de una buena condición física y 6 si partes de cero, como casi era mi situación.

Acabó agosto y mis condiciones no eran las más oportunas. 85,8 kilos, con lumbalgia y sin haber entrenado apenas.

A mediados de septiembre volvió a desaparecer, milagrosamente, el dolor de espalda. Y empecé a andar y a veces a correr, primero 4 kilómetros en 25 minutos, muy lejos de los 73 necesarios para finalizar la prueba. Así que decidí buscar una solución intermedia. El nuevo objetivo sería correr dos horas y luego andar lo más rápido posible para llegar en el límite permitido, 12 horas.

En los huecos que el trabajo y la vida te dejan, entrenaba y fui notando la mejoría en mi cuerpo, no avanzaba mucho en la carrera, pero limitando mis apetitos por la comida, bajé 5 kilos en un mes. Ahora me notaba mucho mas ligero, aunque ya podía correr 45 minutos, aún no era suficiente y el ritmo muy lento. A finales de octubre corrí por primera vez por encima de la hora,  70 minutos donde recorrí casi 14 kilómetros. El ritmo había mejorado mucho y mi resistencia empezaba a ser el mínimo requerido para empezar a entrenar una ultra trail. Desde este punto, es desde el que recomiendan 4 meses para entrenar y yo tenía dos semanas por delante. en las que intenté subir hasta las dos horas previstas.

Y llegó el día 8 de noviembre. La carrera salía de Puerta de Jerez, el día estaba frio y yo llevaba unas mallas piratas y una sudadera. Y también, 8 barritas energéticas, 1 litro de agua, un frontal, y un chubasquero por si llovía. La novatada se paga. Además, había dejado una bolsa con dos bocadillos, 4 mandarinas y 4 barritas energéticas más en la salida para recogerlas en el avituallamiento número 4.
El peso de la mochila al principio no se nota, pero luego...

Y dieron la salida. Y empecé a correr, se suponía que la salida era neutralizada, pero los primeros salieron volando. Yo me marqué mi meta, dos horas corriendo a trote cochinero y luego ya se vería.
Mi ritmo en el kilómetro 10 me sorprendió, por debajo de la hora, 56', procuraba no parar para no romper la inercia, y así llegué al km 20, y ¡sorpresa! 1 hora y 53' , seguía a muy buen ritmo. Y pasaron los km 25, y en el 30 rozaba las 3 horas por encima, va a ser verdad que el que tuvo retuvo. Y en el km 35, 3 horas y 35', impresionante para lo que había entrenado. Pero no todo iba a ser positivo, pasado el 35, un pinchazo en la rodilla izquierda cada vez que apoyo al correr. Y aunque intento seguir, cada vez el pinchazo es mas fuerte. Así que me pongo a andar para ver si se pasa y probarme a cada rato, pero no. Aunque alterno la carrera y caminar, el pinchazo no desaparece. Aun así, llego al km 41 con 4 horas y 18' y solo faltan 32 km. El pinchazo se hace mas fuerte, hasta que dejo de alternar y solo ando. En el kilómetro 55 (6 horas y 20'). Y desde aquí donde solo me restan 18 kms, solo puedo andar, y aparecen nuevos problemas, las inglés me escuecen por el roce, la mochila pesa como un muerto, a pesar de ir comiendo y bebiendo como si no hubiera un mañana. Empieza a pasarme gente, mas de la que yo adelanto. Alcanzo a un chico que va como yo, y caminamos hasta El Rocío juntos, tratando de sobrellevar las 3 últimas horas de manera entretenida.
Poco a poco, van pasando los kilómetros y ya se oyen ecos del "speaker" en el Rocío, pero aún, nos hacen rodear el Rocío, 2 kilómetros por fuera. Y en el último kilómetro empiezo a correr de nuevo, las piernas no me dan, y tengo que parar al minuto, pero arranco de nuevo y de ahí hasta meta.
Es curioso como en ese momento no notaba ninguna molestia, que cayeron de golpe cuando sobrepasé la meta. Pero lo había conseguido, con pocos entrenamientos y tesón. No es una hazaña, no es una victoria olímpica, no soy recordman de nada, solo de conseguir mi objetivo.

Dos días sin poder moverme después, no me preguntéis si lo repetiría. Pero ya ando pensando en el "Amanecer en Doñana".