miércoles, 13 de julio de 2011

Yukón

Despues de varios dias de carretera y manta, hoy hemos llegado a Dawson city, la ciudad que se fundó por la fiebre del oro del Yukón. Aun no la hemos visto, porque al llegar hemos pillado un hotel y vamos a descansar que hemos estado varias noches de camping. Asi que toca ducha en condiciones y cama buena.

Esta es la autentica ciudad donde suceden "Colmillo blanco", "La llamada de la naturaleza" de Jack London, que me dieron la idea de venir a Canadá y viajar por el Yukón, montarme en un barco de vapor y buscar oro.

He hecho varias de las cosas, alucino con los paisajes, y la fauna. Hoy hemos visto 3 aguilas calvas, pero en el viaje nos hemos topado con alguna mas, bisontes, y osos negros. Hemos viajado por un bosque de mas de 3000 km y aunque pueda parecer monótono los rios que abren el bosque son maravillosos cuando se ensachan para convertirse en lagos.

Aun no hemos hecho rutas de senderismo o de canoa, empezaran a partir de ahora. Pero, la boca se te queda abierta con lo salvaje de esta naturaleza.
A veces, parece que no se acaba. Te sorprendes de como la gente que vive aqui sobrevive, debe ser muy duro, pasar el invierno en esta zona. Ahora es temporada alta y aún así puedes pasar 50 km si cruzarte con nadie en la carretera.

La luz del día dura aquí 20 horas, con lo que la noche casi no existe en verano, sin embargo en invierno solo tienen 4 horas, temperaturas por debajo de cero y nieve durante 7 meses o mas. Por eso, el sentimiento de soledad, y de ausencia aquí debe ser muy duro. La gente de estos lugares aman las actividades al aire libre y no dudan en practicarlas durante todo el verano, porque les quedan 7 meses dentro de casa.

Por ahora, el viaje no defrauda, aunque si cansa, para un europeo acostumbrado a conducir 100 km para encontrar una ciudad, tener que conducir 500 para encontrar una pequeña población es cuando menos raro.

En varios días, probablemente crucemos la frontera hacia Alaska y luego quien sabe, Valdez, Fairbanks, y ojalá Kodiak.

sábado, 2 de julio de 2011

Aun no es tiempo de echar de menos

Julio. Han llegado las vacaciones, tengo la sensación de que no es verdad. Que no han pasado ya más de diez meses. Que solo me queda un mes para volver a mi vida habitual. Que solo es un sueño. El último mes ha sido, si cabe, aun mas ajetreado. Pero todo pasa y lo nuestro es pasar.
Se fueron los niños, lloraron, me abrazaron, me pidieron que los recordara y querían fotos conmigo, no todos por supuesto. Me emocione, estaba triste, y al mismo tiempo satisfecho. La aventura ha ido por buen camino, fue bonita, fue dura y casi diría que brutal, pero en todos los sentidos.
Ultimo día de cole, organizas la clase, preparas material para el año que viene, algo que yo no hice. Y barbacoa en el patio con los compañeros. No soy el único que se marcha, muchos consiguieron traslados, otros perdieron el trabajo por los recortes presupuestarios, discursos y despedidas, eso es algo que me gusta del sistema canadiense, dan un sentido muy familiar a la escuela. Aunque como en todos sitios hay buenos y malos.
Llego mi momento, el discurso que hicieron para mi, es muy bueno, nada de sentimentalismo, bromas y optimismo.
Mi despedida no fue mala, una broma y agradecimiento, un pequeño regalo para el cole y unas cervezas con los compañeros que se marchan uno a uno, no quiero irme, quiero ser el ultimo. Pero me fui.
Ahora empiezan las vacaciones, no me lo creo, uno de julio, día de Canadá, fuegos artificiales y fiesta. Cuando acabe el fin de semana, probablemente pondremos rumbo al Yukón y Alaska. Disfrutare este viaje, como he disfrutado todo el año, no es momento de volver la vista atrás, si no de mirar adelante, puede que no tenga contacto con nadie, nunca más, pero muchos de ellos se hicieron un hueco en mi vida. Fueron protagonistas de 7 y media a tres.
No sabemos que nos espera a la vuelta de la esquina, pero si podemos encarar el futuro con una sonrisa y nuevos objetivos, saber que la vida tiene sentido porque disfrutamos y nos asombramos, de nosotros mismos, de los demás y con los pequeños detalles del día a día. Por eso, no es hora de echar de menos, si no de alegrarnos por haber encontrado y tener mas gente en nuestras vidas.