domingo, 6 de junio de 2010

Algunos poemas

AMARTE
Quise quererte sin quererte
pero no quisiste quererme.
Quise amarte sin amarte,
pero no pudiste amarme.
Quise sentirte sin sentirte,
pero no supiste sentirme.
Quise verte sin verte,
pero no conseguiste verme.
Quise dejarte sin dejarte,
pero no deje de anhelarte.

SUEÑOS
No quiero ser Morfeo,
penando por tus sueños.
No quiero pesadillas,
en mis noches de invierno.
No muero sin tu amor,
ni vivo por tus besos.
Quiero ver brillar,
el fuego en tus ojos.
que me ha de quemar
el alma si la tengo,
que me haga sentir,
frío en el averno.
Si no fuera así,
que me lleve el viento.
Tan cerca de ti,
que te tenga dentro.

JUGAR AL AMOR
Las puertas de nuevo abiertas,
para recibirte tengo.
Quiero contarte primero,
que mis labios están sedientos,
de caricias y deseos,
de miradas y tus besos.
Tengo la vida partida,
Por jugar siempre a ganarla.
Apuesto todo a una carta,
Sin faroles ni dobleces,
y aunque la timba fue bien,
al final gana la banca.
Y con la ropa mojada,
a veces alcanzo la orilla
otras, me traga el agua.
Buscando la sinrazón
en tu cabeza cerrada.
Traicionando al corazón
por una historia acabada.

RABIA
Morder el tiempo,
romper el cielo,
matar la luna.
Correr descalzo
sobre la espuma.
Gritar muy alto
bajo la duna,
en el desierto
de tu cintura.
Sentir despacio
mi desconsuelo.
Cantar mis penas
sin olvidar ninguna.
Mirar tus ojos
de mi tortura.
Llorar de rabia
pues mi fortuna,
siempre es esquiva
como la luna.

AFFAIR
Besos de aire
Sin dueño eterno
Musa del cielo
Gris ceniciento
Prolífica mano
Fatídica boca
Danza del vientre
De mil tormentos
Lluvia de miel
Ceres y Gea
Sol de septiembre
Voz del silencio.

DERROTA
En el abismo de tu ausencia
arrojé mis esperanzas.
Cuando las campanas sonaron
el juez dictó sentencia.
Perdido en el desierto
de las dunas de tu olvido.
Comencé a caminar
arrastrando tus recuerdos,
soñando con no perderlos
se burlaron de mi alma.
Los grilletes de tus besos
frenan mis pasos lentos
y torpes, buscan una salida
que no esté escondida
en tus labios o en tu risa.
Después de mucho correr,
me encontré con mis deseos
por tus miradas llorando
tan ciegos por el dolor,
cual ojo de molino dejado.
Allí los abandoné,
andando el camino ajado.
Tras mis pasos me volví
para robar tus abrazos
sin la senda recorrer,
al encontrarme cerrado
el pórtico de tu corazón
con un enorme candado.
En el suelo me senté,
a esperar la señora negra.
Que por mi lado pasó
riéndose a carcajadas,
gritándome a viva voz,
“olvidala de una vez,
si en la partida jugada
la deuda causada
ya me la tengo cobrada”

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