miércoles, 17 de septiembre de 2014

Esperando por la berrea

Esta época del año es impresionante en la naturaleza. Los animales, y las plantas, se preparan para el cambio de las condiciones de vida. El frío, y sobre todo la ausencia de alimento, se avecina. Las aves vuelan al sur, nos abandonan las especies africanas huyendo del frío y por el mismo motivo llegan las del norte de Europa.

Es el momento del celo para el rey del bosque, como lo llamaba Felix Rodriguez de la Fuente. Comienzan las luchas para el mayor ungulado de Iberia. Las luchas pueden ser a muerte, aunque normalmente los combates no llegan a ese extremo. Con la berrea, los ciervos reclaman el territorio y se proclaman dueños de las hembras, que durante el resto del año habían olvidado. Como un sultán medieval, se atribuye el derecho a la reproducción y la procreación. Expulsando a todo contrincante, que ose intentarlo, con sus cuernas, que exhibe orgulloso.

Mi objetivo era ver y oír ese reclamo y esas luchas, pero fue imposible. Solo una hembra corriendo asustada por el paso de un todoterreno. Otra vez será, pero simplemente, el silencio y el paisaje merecieron la pena y el atardecer que se produjo tampoco estuvo mal.



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