sábado, 17 de abril de 2010

Calgary

Todo tiene un desenlace, y aunque el miedo se haga presente. Me encuentro tranquilo. La soledad me ha enseñado a respirar sin aire. Qué se puede esperar de años de silencio y temor.
Hoy me he acordado de ti y aunque no sienta la motivación de antaño, puedo verte con claridad. Los deseos se han apaciguado, y yo con ellos, aún pienso en ti como en algo factible, algo viable, quizás la contradicción sea la respuesta y el frío me traiga el calor.
Y como si de una mujer se tratara, tu mera presencia me devuelva la sonrisa que nunca perdí, pero que de uso agotó su sabor y se convirtió en mueca.
Quizás no deposite demasiadas esperanzas en ti. Tal vez ninguna. Y a pesar de todo y sabiendo que puedas ser un castigo mas que una bendición me dirijo a ti. Con paso firme, sin convicción, pero sereno.
Hoy no disfruto con la vehemencia de la juventud. La ausencia y el tiempo curaron esa enfermedad. Hoy paladeo el sabor a sorbos pequeños de intensa fuerza. Sé que va a ser duro el camino, sé que me encontraré piedras y reconozco que tengo miedo. Pero nunca un paso adelante supuso derrota, y aunque pueda parecer un perdedor, sé que soy un tipo con suerte.
Toda la que me lleva en tu dirección, a las aguas oscuras de lo desconocido y fascinante, al abismo de los sueños por realizar y sobre todo a llenarme los bolsillos de aventura y vivencias.
Por eso, a cada paso que doy, me encuentro mas cerca del miedo y la derrota, pero también mas cerca del éxito y la vida.



Esta es la ciudad a la que pretendía ir.

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